[Tierra Prometida]

[Texto Provisional] Vicente Paino y Hurtado (1.764), Pedro Rodríguez Campomanes (1.771) y Gaspar Melchor de Jovellanos (1.795), que por estas fechas entrecomilladas elaboraron informes denunciando la situación del campo extremeño, reclamaron leyes agrarias para salir de la penuria. Estos proyectos fueron las primicias del futuro Plan Badajoz.

Los fines perseguidos por todos se resumen en:
Progresiva disolución de la Mesta y sus privilegios en beneficio de la agricultura.

Enajenación de los baldíos y de las tierras comunales de los Ayuntamientos.

Desamortización, con la expropiación de bienes a la Iglesia o comunidades religiosas, para su posterior venta.

Concesión de tierras improductivas a la iniciativa particular.

Con el lema "la primera condición para sacar al campo español de la miseria es regarlo" surgió a principios del siglo XX una política hidráulica iniciada por Joaquín Costa. Y en este afán salió el Primer Plan de Obras Hidráulicas que se elaboró en 1.902 y que proyectaba 296 obras de regadío. Entre aquellas obras bosquejadas figuraba el pantano del Cíjara. La inquietud colonizadora toma forma en 1.907 con la primera Ley de Colonización y Repoblación Interior (agrupar familias en colonias junto a tierras incultas cedidas por el patrimonio estatal para cultivarlas). Para velar por la Ley se creó la Junta Central de Colonización, predecesora del Insstituto Nacional de Colonización (I.N.C.).El intervencionismo estatal culmina en 1.932, durante el periodo republicano, con la Ley de Obras de Puesta en Riego. En este mismo año comienzan las obras del pantano del Cíjara que fueron inauguradas por Indalecio Prieto, Ministro de Hacienda. También se redactó el proyecto del Canal de riego de la Vega de Montijo.El Plan Nacional de Obras Hidráulicas de Lorenzo Pardo incorpora el resto de pantanos a la cuenca del Guadiana, antesala del plan de 1.940.La reforma agraria perseguida por el Plan Badajoz era un viejo anhelo de la II República...

El Plan General de Ordenación Económico- Social de la provincia de Badajoz de 1.948 sirvió de base para la confección del Plan Badajoz. El instrumento legal que rige dicha acción social es la Ley sobre la Colonización y Distribución de la Propiedad de las Grandes Zonas Regables de 21 de abril de 1.949. De otra parte era necesaria la intervención de un órgano para la aplicación de la citada Ley, el Instituto Nacional de Colonización, creado en 1.939. El 7 de abril de 1.952 fue aprobado el Plan Badajoz, exponente más acusado de la política agro-social del Régimen franquista, a través del racional aprovechamiento de los recursos naturales, y estaban en camino de resolverse los problemas económicos y sociales que han gravitado sobre la provincia. La duración del Plan se estimó en un periodo de ejecución de 14 años, un periodo tan largo daría lugar a modificaciones que la Ley preveía. El Plan Badajoz puso en regadío 135.000 Has. que pronto fueron capaces de aportar el 20% de la renta provincial. Del coste en pesetas de 1.970, se habían invertido a finales de ese año 21.785,3 millones de pesetas.

Los fines del Plan se resumen en:

Regulación del caudal del río Guadiana con la construcción de los embalses de Cíjara, García de Sola, Orellana, Zújar, Alange y Montijo.

La transformación en regadío de las vegas del citado río.

La construcción en las Vegas Altas de los canales de Orellana y Zujar y en las Vegas Bajas los de Montijo y Lobón. Se completa la obra con toda una red de acequias, caminos y desagües.

La colonización de la zona transformada.

La repoblación forestal.

La adaptación y mejora de la red de comunicaciones en carreteras, ferrocarriles y puertos.

La industrialización de los productos de los nuevos regadíos.

La electrificación de la provincia, con el aprovechamiento energético en los embalses reguladores.


EL PROCESO DE COLONIZACIÓN

Programa colonizador

En las publicaciones de la Secretaría Gestora del Plan se lee: "el Plan Badajoz tiene como último objetivo el hombre, al que, sacándole de una vida desarrollada en condiciones precarias, le facilita hogar, elementos de trabajo, escuela, asistencia religiosa y orientación y ayuda en los primeros años de vida. El Estado, cual padre con sus hijos, tutela los primeros pasos del nuevo colono, que puede, con la seguridad que ello le proporciona, dedicar la debida atención a la familia, base de la sociedad cristiana. Lo material y lo espiritual caminan inseparablemente unidos en el Plan. En cada uno de los nuevos poblados se yerguen airosas las iglesias, de donde irradia la acción espiritual y se alzan también las escuelas, foco de la acción cultural, con lo que se sientan las bases de una nueva vida en personas desarraigadas anteriormente, en su mayoría, de toda preocupación derivada de la consideración del hombre como portador de valores eternos".

El colono.

Los colonos del Plan fueron los primeros destinatarios de una reforma agraria que no creó resentimientos sociales. El colono recibe, a título provisional, para su explotación agropecuaria una parcela de 4 a 5 Has., aperos de labranza, ganado y una vivienda digna. Recibe también la tutela del I.N.C., en los cinco primeros años, para la explotación en régimen de aparcería. Adquiere la propiedad, pasado el periodo de tutela, de la parcela y de la vivienda, por el reintegro en plazos de 25 o 30 años del 60% del valor de las mismas. Los colonos, en su mayoría, procedían de zonas de secano, sin conocimientos de riego. Pero pasados estos años, vemos que han sido capaces de pasar de los riegos por gravedad, en cultivos hortícolas y maíz, a las últimas técnicas del riego por goteo en tomates y frutales.

Los poblados.

Los pueblos blancos, conforme se iban construyendo, se llenaban de alegría; cada familia recibía una casa con agua, luz y saneamientos. Como dice Antonio Ballesteros "pasaron de chozos elementales a casas primorosamente preparadas". Pueblos dotados con su ayuntamiento, iglesia, casa rectoral, escuelas, viviendas para maestros, clínica y vivienda para el médico, casa para la Hermandad Sindical, almacenes para cooperativas, hogar para el Frente de Juventudes y Sección Femenina, cine y cementerio propio. Algunos de estos pueblos se diseñaron como auténticos modelos de arquitectura: "pueblo en lomo alargado" caso de Gévora o "pueblo en cerro" como Entrerríos. Uno de los problemas que planteaba la creación de nuevos poblados era el de conseguir la unidad entre sus vecinos, que procedentes de otros pueblos de la provincia y de fuera de la misma (Valencia, Murcia, Granada...), debían sentirse miembros de una nueva comunidad que nace con el proceso de colonización. Contribuyen a lograr tal resultado los festejos que se celebran en honor de los santos patronos bajo cuya advocación se colocan las nuevas entidades vecinales, la acción de las hermandades sindicales, la resolución de las cuestiones que plantea la explotació bajo bases cooperativas y la conservación del folklore regional. Este complejo proceso de transformación social se saldó con la creación de 42 nuevas poblaciones comenzando en 1.952 con Valdelacalzada y finalizando en 1.971 con la construcción de Torrefresneda. En zonas con una densidad de población de 20 hab/Km2. aumentó en 1.960 hasta los 55 hab/km2., densidad a la que tampoco afectó significativamente la emigración de los años 60-70, mientras que en comarcas de secano la emigración alcanzó el 60% de la población activa, en las vegas del Guadiana se redujo sólo al 10%.

¿Fracasó el Plan Badajoz?

Entre algunos defectos del Plan podemos considerar:

La construcción de pequeños núcleos de población, ya que se contemplaron los medios de locomoción de entonces, que no permitieron distanciarlos a más de 3 Km. de las parcelas. Por lo que el plan se llenó de pequeños poblados y de casas aisladas que hoy tienen los siguientes problemas: emigración a entidades mayores, escasa población para dotarlas de servicios públicos y el envejecimiento de los antiguos colonos.

La ubicación de poblaciones en zonas de inundaciones. Recordamos los casos de Valdivia, Palazuelo y de Balboa.

La comercialización e industrialización, que al quedarse en manos privadas, no cuajó, ya que el empresario extremeño estaba descapitalizado o carente de experiencia en la transformación de productos agrarios.

FUENTES: C. Cansado, A. Corzo y A. Gómez.
Crónicas de Talavera.